En esta tierra de dolor y olvido,
con tierna mano roture los surcos
y escuche latir el corazón del mundo
fermentando en sus entrañas las semillas.
Germinarón las plantas,
reverdeció la esperanza
y frutecío la vida.
Mas, volverá la muerte y volverá la nada,
la tierra beberá mis mieses
y cubrirá mis cenizas el olvido.
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