domingo, 22 de noviembre de 2009

A MI ESPOSA

Para mi esposa Dilia Ceyla Garcia Martinez.
En el 42 aniversario de nuestra boda.
Tu esposo que tanto te quiere…


Ceyla, escucha...
Dices que mi amor se pierde en lontananza,
Que mi amor navega hacia otros mares,
Buscando en el ayer un nombre presentido,
Un nombre de diáfanos recuerdos, dulce como la aurora
Que me recuerde otras tierras, otras flores
Y sus suaves olores,
Y que salgan de su corola las palabras perfumadas:
Selva mística de profundas armonías…

Ceyla,escucha,mira...
La tarde esta incendiada
Y hay, en ella, un suave rumor de alas que regresan…
¡Oh, que dulce deleite es éste
De buscar tus huellas y seguirlas!
Deleite de encontrar tus manos finas
Sobre mi cabeza cana,
Para besarlas luego, he ir pensando,
¿Cuánto tiempo, Oh, vida,
Me darás para vivir con ella?
Te amo tanto esta tarde como te ame ayer,
Como te he amado siempre.
Esta tarde tranquila y transparente
En la que se deshacen mis tristezas lentamente,
Rendido, aquí, a tus pies, consciente de tenerte,
De saber que sois la llama ardiente que al tocarla,
Me libera del cansancio de la vida,
Del silencio en que me escudo,
De saber que a mis pies hay un abismo,
Que solo tú, con tu presencia,
Con tus palabras firmes, susurrantes,
Me dejas llegar a tu lado humildemente
Con el alma alegre y temblorosa.

Ceyla,Mira...
El sol se oculta tras los cerros,
Las gaviotas, en formación ligera,
Buscan más allá del mar embravecido
La paz tranquila de sus nidos.
La tarde en rojo y malva ha de morir,
Se marcha tras el sol, no lo abandona.
Por eso te pido que nos amemos esta tarde
Como ama la tarde el sol
En su delirio loco
Y, deja, que como aquellos filósofos mendigos
Siga pensando en ti hasta que muera…

Carlos Herrera Rozo
Noviembre 17 de 2009