viernes, 23 de octubre de 2009

REEDITAR LA HISTORIA DE LA INFAMIA

 

No es difícil seguir esta trayectoria. Son muchos los seres humanos los que se han empeñado en hacerla amplia y extensa: Unos por lástima y misericordia, otros por aviesos instintos y torcidos intereses, y otros, por la execrable necesidad de hacer el mal. Me propongo presentar un recorrido rápido, sucinto, sobre la historia de la infamia. Veamos como ha sido el comportamiento de algunos congéneres a lo largo de la historia, apuntaremos algunos momentos interesantes: En el año 925 los Hunos irrumpieron en la biblioteca benedictina de Saint Gall con la intención de saquear los metales preciosos y destruir la biblioteca. Nada encontraron, ni libros, ni joyas preciosas. Tampoco sospecharon que la monja que cuidaba dichos bienes, la cual fue vejada, violada y asesinada, había tenido una visión la noche anterior y salvo de la hecatombe la biblioteca y los bienes que allí se encontraban. Wilborada, que así se llamaba, fue elevada a los altares en el año de 1047. En 1517 el padre Bartolomé de las Casas tuvo lástima de los aborígenes americanos que sucumbían en los laboriosos infiernos de las minas auríferas, y propuso al Emperador Carlos V, la importación de negros para sustituirlos. Cuenta Jorge Luis Borges que, a esa curiosa sustitución, solicitada por el filántropo, debemos infinitos hechos: El tamaño mitológico de Abraham Lincoln, los quinientos mil muertos de la guerra de Secesión, la admisión del verbo Linchar etcétera. Shi Huandi, emperador de China, mando construir la Gran Muralla y ordenó la destrucción masiva de libros anteriores a su mandato, la retaliación a quien desobedeciera con la muerte y el destierro. El Cristianismo también se ha distinguido por la censura, utilizando todos los medios, de obras científicas y artísticas, y tratando, además, los alcances de la moral, de lo bueno y de lo malo, según su propia ideología. Los Árabes, musulmanes, no se han quedado a la zaga, ellos, según parece, ordenaron la destrucción de la biblioteca de Alejandría. Fernando Báez participó en la comisión respaldada por la Unesco que visitó Iraq para evaluar los daños en la Biblioteca Nacional de Bagdad y cuenta que, entre otros textos, desaparecieron ediciones antiguas de Las mil y una noches, de los tratados matemáticos de Omar Khayyam, los tratados filosóficos de Avicena (en particular su Canon), Averroes, Al-Kindi y Al-Farabi, las cartas del Sharif Hussein de La Meca, textos literarios de escritores universales, manuales de historia sobre la civilización sumeria... El secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, a manera de excusa ante estos hechos, comentó que "la gente libre es libre de cometer fechorías y eso no puede impedirse" (¿?).

Francisco Franco (1892-1975) militar, católico y tirano,de extrema derecha, tiene en su haber 30.000 muertes y también hizo desaparecer muchos niños. Gobernó a España durante 40 años, apoyado por las armas, él solo constituía el poder y cometió incalificables crímenes.

Benito Mussolini( 1883-1945) Político italiano en 1919 fundó Fasci italiani di combattimento embrión del partido fascista. Tras de invadir Albania en 1938 y ayudar a Franco, luego detenido por los partisanos fué ejecutado en 1945.

Adolf Hitler (1887- 1945), Fuhrer de III Reich alemán Sin lugar a dudas fue el peor de los asesinos, el más malvado de todos. Ultra nacionalista, de extrema derecha, racista y violento y por demás totalitario en la lista de asesinos ocupa el primer lugar. Reunía todos los requisitos para ello: era frío y calculador, tenía un plan para cometer sus atrocidades, fue sin duda el perfecto canalla, sus defensores, los desheredados de siempre, y que aún quedan, alaban sus éxitos económicos logrados a base de exportación de un gigantesco rearme y de la ayuda internacional.


Pero a su triunfo no son ajenos quienes más lo denostaron, ingleses y franceses, sobretodo por que veían en Hitler el freno a la expansión comunista y por eso les interesaba su existencia. Una vez en el poder, Hitler acabó con toda disidencia interna y externa (Exterminio de la oposición de izquierdas y a los judíos y fue a por los vecinos) . El 30 de Junio de 1934 asesinó a dirigentes de la S.A organización que él mismo había creado, instaurando un régimen totalitario de partido único militarista y expansionista. Antes de la guerra ocupó Austria y parte de Checoslovaquia y después intentó someter a toda Europa, provocando la guerra más sangrienta de la historia. Cincuenta Millones de seres humanos murieron en la guerra y en los campos de concentración más terribles de los que jamás se haya tenido noticia.

Heinrich Luitpold Himmler (Múnich; 7 de octubre de 1900 - Luneburgo, Baja Sajonia; 23 de mayo de 1945) fue el Comandante en Jefe (Reichsführer) de las SS y más tarde Ministro del Interior y fugazmente Comandante de los ejércitos del Rin durante el sitio de Berlín.

Gestionó no solo la orden de la matanza metódica y sistemática de millones de judíos, polacos, gitanos y homosexuales, sino también de miles de prisioneros Bibelforscher (testigos de Jehová), y rusos, muchos de los cuales fueron usados en experimentos.

Con los mimbres ya señalados, como telón de fondo, abordemos ahora el presente en que vivimos, maltrechos y ambiguos para las mayorías y un lar de ambrosía para unos pocos. La idea de borrar la identidad cultural de un pueblo para luego hacerlo desaparecer de la faz de la tierra es un perverso acierto: El pensamiento único, el fanatismo, el fundamentalismo, el mesianismo, la sin razón, el autoritarismo, el miedo y el terror son las enseñas del “estado democrático de hoy, y toma asiento en preclaros ejemplos, Fernando Báez nos da su testimonio: Es un trauma terrible. El primer efecto evidente es el miedo; el segundo, el pesimismo que introduce. La destrucción de vidas y bienes culturales opera como un programa de intimidación y confusión. Hay que insistir en que el patrimonio cultural impulsa un sentimiento de afirmación y pertenencia, puede afianzar o estimular la conciencia de identidad de los pueblos en su territorio, lo que permite resguardar acciones culturales propicias a la integración. Y como el patrimonio es, etimológicamente, "lo que recuerda al padre", el ataque contra el patrimonio y la vida enfrenta a una sociedad con su orfandad más contundente y su consiguiente destrucción.

Ahora bien, visto lo visto, con el prolegómeno que antecede estas letras, hablaremos del personaje al que quería llegar, con lo que queda dicho quería explicar un poco su carácter, quizás, también, sus ancestros culturales, no en balde es un buen letrado. Es un error atribuir la destrucción cultural y la muerte de seres humanos a hombres ignorantes, inconscientes de su odio. Cuanto más culto un hombre, cuanto más esta embebido de una ideología, más dispuesto está a eliminar sentimientos culturales y hombres bajo la presión de mitos apocalípticos o aviesas necesidades políticas. Colombia ha sido un país flagelado, esquilmado y desangrado desde la conquista. Revisar la historia en este lugar sería demasiado farragoso, pero no por ello dejaremos de traer a cuento algunos momentos fulgurantes que darán luz a algunas mentes olvidadizas: Bolívar, en el congreso anfictiónico de Panamá, llevado a efecto el 22 de Junio de 1826, se propuso la unión del conjunto de naciones de Sur América y el Caribe, como fundamento necesario para impedir la injerencia de Estados Unidos en los nuevos territorios independientes como respuesta a la Doctrina Monroe.

Cuando los países de América Latina acceden a la independencia, la antigua metrópoli, España y sus aliados europeos comienzan a desarrollar planes con miras a reconquistar los frágiles nuevos estados. Es así, que en esa primera etapa, Estados Unidos perfila su doctrina Monroe, con el objeto primordial de defender la libertad americana. Cuando estos países logran consolidarse como estados soberanos a mediados del siglo XIX, el país norteño propuso el llamado "Panamericanismo", como mecanismo para lograr la confraternidad latinoamericana, en torno al liderazgo de Estados Unidos.

Así, la Doctrina Monroe y el Panamericanismo buscaron, bajo diversas vías, llevar a la práctica el propósito estadounidense de hacer de Latinoamérica un subcontinente que respondiera a sus propósitos e intereses, lo cual fue demostrado por el devenir histórico y las acciones concretas que el país norteño llevó a cabo en estas dos centurias.

El 2 de diciembre de 1823, en su mensaje anual al Congreso, el presidente James Monroe formuló una serie de principios de la política exterior de Estados Unidos, que recibieron el nombre de Doctrina Monroe. En esta importante declaración se proclamaba que: "el continente americano no puede ser en adelante objeto de colonización por parte de las potencias europeas...absteniéndose de intervenir en los asuntos de Europa, Estados Unidos, considerará como acciones hostiles cualesquiera intentos de los estados europeos de injerencia política o de otra índole en los asuntos de los países del continente americano . Así, la Doctrina Monroe se convirtió en bandera de la política de Estados Unidos en el Hemisferio Occidental por muchos decenios y, con el tiempo, han cambiado los presidentes y los nombres de las diferentes formas de intervención en cualquier lugar del mundo.

La actuación del Presidente de Estados Unidos James Monroe, estaba dictada por los intereses a largo plazo, de lograr una posición dominante en el Hemisferio Occidental: lo que Estados Unidos buscaba no era fortalecer la independencia de América Latina, ni menos mezclarse en la guerra contra España: el móvil real de la política de Monroe era establecer las bases de la hegemonía de Estados Unidos en el continente. De hecho, Monroe declaró a todo el Hemisferio Occidental "zona de los intereses vitales y de seguridad de Estados Unidos". Por ello, su doctrina no tenía carácter defensivo, sino que estaba dirigida en esencia contra los países de América Latina, así como contra otras potencias europeas como rivales de Estados Unidos en la lucha por las esferas de influencia en esta región del mundo y el manejo de las riquezas naturales que pudieran explotar en el futuro inmediato, como ha sido.

¿Se puede ser independiente, libre y democrático dentro de este contexto? La respuesta es que sí. Desde luego. Muchos pueblos lo han demostrado a pesar de los desmesurados intereses económicos de los países llamados del primer mundo y de sus tortuosas formas de conseguir el sometimiento aniquilación y saqueo de las riquezas naturales de otros pueblos. El ejemplo más lacerante de esta forma de actuar es África donde los pueblos colonizadores no han dejado viva ni la cultura ancestral, ni escuelas, ni hospitales, ni universidades, ni infraestructuras que dignifiquen la vida, sino hambre, miseria, zaqueo, muerte y desertización. Los pueblos han sido sometidos a sangre y fuego en nombre de la libertad, de la soberanía y de la democracia para ser expoliados y martirizados por apátridas y mercenarios.

¿Es con esta urdimbre infranqueable y oscura que el Señor Uribe está construyendo el futuro de los colombianos?

Al hombre se le juzga por sus actos, no por sus palabras. Y los actos del señor Uribe indican que el país le importa más como una forma de salvar sus nebulosos intereses y ocultar sus Yerros que como la nación que juro defender tanto en sus principios constitucionales, como en la defensa DEL BIEN COMÚN DE TODOS LOS COLOMBIANOS. El estado lo ha convertido en una sociedad policial sujeta al miedo y al terror desplegando a lo largo y ancho del país a grupos de ciudadanos armados, los paramilitares, apoyados por las fuerzas de seguridad del estado, por parlamentarios, comerciantes y terratenientes, jueces y funcionarios venales creando un ambiente de confusión que le ha permitido anular a los individuos mediante la polarización política, la desinformación, la manipulación de los medios masivos de comunicación y la destrucción consiente del sentido de patria y pertenencia para hacer accesible el ingreso de las compañías multinacionales , los tiburones financieros internacionales y el modelo capitalista de los NEOCON, causante de la última crisis económica internacional, en detrimento de los intereses nacionales. Al Capitalismo le interesa la liquidación del concepto de nación, la desaparición de leyes y reglamentos internos que puedan obstaculizarle su movilidad y el imperio de saqueo, a precios de feria, de las riquezas naturales de los pueblos donde logran imponer su voluntad. El nuevo Capitalismo no desea el pleno desarrollo de los pueblos del mal llamado tercer mundo, lo que realmente quieren es continuar adquiriendo las materias primas a precios de saldo y luego vendérnoslas como artículos, cachivaches de primera, a elevados precios.

Los colombianos lo que realmente desean es que el gobierno del señor Uribe abandone su política de guerra abierta y abra canales que permitan el entendimiento entre los ciudadanos; que dedique más tiempo a buscar un modelo económico diferente al impuesto desde Washington y que sea más acorde con los intereses sociales de los colombianos; que  evite, cumpliendo con la constitución y la ley, con  los actos de terrorismo de estado tan propios  de los fascistas del siglo pasado y se aplique sin dilación al bien común de todos los ciudadanos.

El primer sentimiento que se tiene ante los hechos nefastos que azotan el país es el de un viaje al pasado, a otro tiempo que no hemos vivido, pero que, gracias a los libros, hemos imaginado y soñado. Nos sentimos  más cerca del Cromañón y del Neandertal que del Homo Sapiens, dado que, estos antepasados, primitivos evolutivamente, dirimían sus conflictos a mamporrazos, y luego, en un rito metafísico, se comían a sus legítimos contradictores, en el entendimiento que, “al deglutir al adversario”, el cuerpo receptor se beneficiaba de su fuerza y sus conocimientos, haciéndose con ello más poderoso.

Hoy, en este siglo XXI en que nos ha tocado vivir, no valen, como medio coercitivo, expedientes de violencia. No puede aceptarse la insolencia, la descortesía, la zaragata, la obscenidad y la chabacanería como medio dialéctico, usados muy a nuestro pesar, por quienes creen más en la fuerza de las armas que en el poder de la razón. Lo juicioso, es tener una mente abierta y crítica que nos permita ver el "coso" y observarlo en su conjunto; convertirnos en observadores juiciosos y racionales y no en actores embravecidos en la contienda sin más luz que la arenga del jefe de turno, sus áulicos y aduladores.

Permítaseme contarles un cuento que viene como anillo al dedo en esta digresión . El cuento no es mío, lo leí en alguna parte y lo hice parte de mi acervo cultural e ideológico por considerar que cuenta una verdad de carácter universal. Este cuento no empieza con había una vez... Su lectura nos dice que habla de hoy, y dice así:
"De frente o de perfil metía miedo el tuerto Odín, el dios más dios de los vikingos, divinidad de las glorias de la guerra, padre de las matanzas, señor de los descuartizados, defensor de los ahorcados y martirizados, encubridor de los falsos positivos, guía y sostén de malhechores y salteadores de caminos.
Eran muchos los que conformaban sus cuervos de confianza, pero en aras de la brevedad solo citare a dos: Hugin y Munin que dirigían sus servicios de inteligencia. Cada mañana partían desde sus hombros, salían del palacio, y sobrevolaban el país. Al atardecer, regresaban a contarle lo visto y lo oído para que tomara sus decisiones.


Las Walkirias, ángeles de la muerte, también volaban para él. Ellas recorrían los campos de batalla, y entre los cadáveres elegían los de los mejores soldados y los reclutaban para el ejército de fantasmas que Odín utilizaba para aterrorizar, meter miedo y someter a las almas buenas.


En la tierra, Odín ofrecía botines fabulosos a sus servidores, "príncipes" que protegía, los armaba de corazas invisibles, más allá de la ley, y de espadas invencibles gracias a sus dictados. Pero los mandaba a la muerte cuando decidía que era mejor tenerlos a su lado, allá el cielo.


Aunque disponía de una potente flota, de carros artillados y blindados, Odín prefería no moverse. Desde muy lejos combatía este profeta de las guerras de nuestro tiempo. Su lanza mágica, abuela de los misiles teledirigidos, se desprendía de su mano y solita viajaba hacia el corazón de sus legítimos contradictores.
Pero, dejémonos de cuentos,  no debemos fiarnos de los hombres que todo lo saben, que todo lo ven, que todo lo pueden, los iluminados que creen que son los llamados a salvar a la humanidad de pecados ilusorios. El ciudadano para serlo tiene que hacer sentir su voz en contra de quienes, gracias al ejercicio del poder, pretenden acallarlo y humillarlo. El silencio es cómplice de todo desafuero antidemocrático. Por el contrario, el disenso es la luz que hace brillar la democracia. El pensamiento único conduce por el camino de los totalitarismos, del fanatismo, del odio y de éste al crimen consentido.


Entiendo que, en relación con la nota que nos ocupa, los actores de la guerra en nuestro país están equivocados. Todos sin excepciones. Por lo mismo, y pensando en el estado de derecho," el fin no justifica los medios". No podemos entronizar, como se ha hecho, la ley de la jungla. Pienso, aquí, en la cocina que, el Estado de Derecho, concita el cumplimiento irrestricto de la ley, que las Fuerzas de Seguridad del Estado son las únicas, legitimadas, para defender dentro del ámbito constitucional, los derechos, deberes y obligaciones de la comunidad en su totalidad. Los grupos criminales, surgidos al amparo del Estado, son la negación del principio de derecho y de la salvaguarda de las instituciones. Es eso, al menos, lo que nos enseñan los principios constitucionales vigentes en nuestra Carta Magna.


Se equivocan quienes crean que hago una defensa de los grupos armados sediciosos, las FARC y el ELN. Tiene Ustedes, que convenir conmigo, que han cumplido una misión y que, por razones históricas de larga trayectoria, amañada por tirios y troyanos, han errado el camino, y que a día de hoy, es difícil de reconducirlos por falta de voluntad y vocación política y gracias a la dialéctica de las pistolas. Larvado así el conflicto, las vías de solución son escasas y los dioses de la guerra y de la muerte seguirán cantando de alegría.


De otra parte, me duelen los desplazados, gentes anónimas que están pagando delitos que no han cometido; Me duelen los asesinatos sin ningún propósito, fuera de la intención de sembrar el miedo y el terror entre la población; Me duelen los falsos positivos y la iniquidad con la que los responsables políticos y los estrados judiciales hacen oídos sordos ante el clamor de las víctimas; Me duele la indignidad con la que se maneja la cosa pública y los bienes del estado a favor de los intereses espurios de las multinacionales dejando la dignidad nacional al pairo de mejores vientos o de nuevas tempestades; Me duele la falta de conciencia crítica del ciudadano común y corriente y condeno sin paliativos a quienes desde los medios masivos de comunicación manipulan la información, desinforman al ciudadano y mienten, para pescar prebendas en rio revuelto, y mantener sometida a la opinión pública.


En cuanto dice relación  con ejércitos extranjeros en suelo patrio,sí, estoy en contra de abrir bases Norteamericanas en suelo Colombiano. Mi postura obedece no a que le tenga fobia al pueblo Norteamericano, sino al hecho histórico sobre estas localizaciones. Ellas, más que servir de ejemplo a las sociedades donde se implantan, han sido motivo de frecuentes desencuentros gracias a que, por la misma razón de invocar seguridad para sus gentes, se convierten en guetos donde el boato y el buen vivir hacen que las diferencias sociales con los nativos sean excesivamente marcadas de una parte, y de otra a que prevalezcan los  sentimientos de superioridad de los usurpadores.

Doy por sentado que éstos conceptos, democracia y participación política , son los que hacen posible no solamente la democracia como un bien irrenunciable, sino la posibilidad de consensos que nos lleven a buscar un país más digno para todos los Colombianos. Es el dialogo, el libre disenso, lo que nos llevara a soluciones de consenso. Es ver en el legítimo contradictor no a un enemigo al que hay que liquidar, sino a un hombre, que al ser poseedor de una ideología diversa, puede ofrecernos otras soluciones en las que o no hemos pensado, o con las que podemos compartir propósitos y soluciones a conflictos de índole diversa. La Guerra, la barbarie, los instintos primitivos solo nos conducirán al atraso permanente perdiendo para siempre el tren del futuro y de la historia presente. En este estado de cosas lo único que conseguiremos es seguir cargados de cadenas. No podemos, ni debemos consentir, sujetos al miedo y al terror, como consignas de quienes detentan el poder, perder un poco, por muy pequeño que sea, de nuestras libertades ciudadanas, a cambio de una libertad endeble y perversa.


Carlos Herrera Rozo