Tener sed de sufrimiento,
de excitación constante,
de cólera y de odio,
de miedo a lo desconocido,
de ansiedad sin tregua,
de amar y ser amado,
de rechazar, con sangre, cualquier sometimiento
es querer ser hombre
y admitir un compromiso con el mundo
de libertad, de paz, y entendimiento.
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