domingo, 27 de abril de 2008

CHAGUANÍ

CHAGUANÍ

Recuerdos de la infancia,

Volver a ella, a su seno tibio,

Al humus sagrado de su aliento

Que huele a azahares, a naranjos y a café,

Al lirio blanco del alba.

Ante ti siempre seré un niño,

Y tú, mi asilo, donde atajar las penas,

Al paso tardo del tiempo,

En los bancos de la plaza

Bajo los arrayanes, cambulos y gualandayes.

Y me enseñaras tu luz, tu cielo abierto

Y el alegre trino de los pájaros.

Y aunque mi cabeza de nieves va vestida

Y el tiempo, el olvido y la distancia

Nos marquen para siempre,

Me tomaras, como entonces, en tus brazos

Y revivirás, en mí, las alegrías.

Volverán mis recuerdos a la casa del abuelo,

A su bucólico entorno,

Bajo la inmensa Ceiba

Donde anidaban las águilas,

O esperando el mohan salir de la fuente cristalina,

O al ogro feroz abriendo la puerta en la alacena,

O al abuelo, fantasma, entre un armario…

Tu tierra fértil nos invita a vivir tranquilamente,

A comer con manos limpias los frutos que nos brinda,

A compartir, en paz, el pan de cada día,

A tener esperanza en el mañana

Y a dirimir las querellas anodinas con un estrecho abrazo…

En el pueblo, en cada esquina, encontrare mi infancia

Grabada en los muros y en las calles,

Repetida en su cielo iluminado

Y en la luna que riela en lasa acequias.

Correrá mi niñez sus calles empinadas,

La plaza de gente enamorada de la vida,

Y a la noche caeré rendido….

El reloj en lo alto de la torre de la iglesia

Marcara, como siempre, el tic tac frió

Del compás del tiempo,

Se abre la flor en un instante y mustia y marchita en otro muere.

¡Todo se va sin pausa por el inmenso tragaluz del tiempo!

Chaguaní, sobre mi almohada, soñare contigo.

Soñare que me duermo en el tibio regazo de una madre

Con olor a madre selvas, jazmines y azahares.

Soñare en tus acequias, en tus ríos

Y en tus gentes buenas y piadosas

Que moran estos lares

En esta tierra de sol, amor y bienaventuranzas..