viernes, 26 de abril de 2013

AFRODITA

AFRODITA

Miras a hurtadillas
Perversa mirada impúber,
Lirio blanco,sexo tibio
Que desafia los sentidos.
Tus senos de plata fría
Revientan en primavera
Rosas recién nacidas
A punto de ver el día.
Su boca color de rosa
Encendida de pasión,
Sus brazos como las hiedras
Enredan el corazon.
La redondez de tus muslos
Voluptuosos y desnudos
Coronados por jardines
Misteriosos y profundos
Donde la naturaleza entera
Trisca alegre y sensual.
Afrodita seductora
En una noche de amor
Cubriendo los tibios cuerpos
Los oculta de la luna
Con rubia cabellera.
La carne canta y retoza
Mientras nace la aurora
-Con una caricia complice-

martes, 24 de abril de 2012


La Espera.




De ti,  todo lo he esperado, ¡todo!,

Tu voz, tus labios, tu sonrisa,

Tu mirada sincera, tu nobleza,

Tus enojos de niña consentida,

Tus tiernas manos al acariciar mi cuerpo

Y el primer beso que le robe a tu boca…

Pero te has ido…

Y a pesar del tiempo, la angustia y la distancia

Del ignoto lugar donde té ocultas

Regresaras a mí… como regresan las aguas en invierno

 Y te estaré esperando,

Como espera  el surco roturado, el sol y la lluvia

Que germina la simiente.-



Me refugio en mi mismo, en los recuerdos,

Como un sonámbulo loco adherido a sus sueños,

Y regreso a los lugares de ensueño

Que visitamos los dos cogidos de la mano

Extasiada la mirada y un temblor en el cuerpo:

Y regreso al murmullo del rio, a la paz de los lagos,

Al trinar de los pájaros en lo profundo del bosque,

A ver morir la tarde en rojo y malva

Y pisar las variopintas hojas secas del otoño,

O sorprendido, por la luz del alba, en un  carnal abrazo,

-¡Al  rito pagano, a la báquica alegría!-,

En el mudo silencio donde descansan los cuerpos

Después de la fatiga y de  la entrega…

-quimérica espera de mi fantasía-



Cuantas veces, tú y yo, oímos y  miramos sorprendidos

El estruendo del agua al despeñarse en la cascada,

El rielar de la luna a la orilla del lago,

El espacio infinito en un cielo estrellado

El silencio rasgado por el murmullo de un beso,

La mano traviesa que recorre los cuerpos,

El aire agitado por el vuelo de un pájaro,

El brillar de sus plumas a la luz del ocaso,

El azul de los cielos reflejado en tus ojos,

La pasión infinita de amar y de amarnos.



Pero te has ido…

Y recorro  contrito esta bella quimera

Que forjamos tú y yo,

Sumergido en la noche, cuando todos los pájaros

Paralizan su vuelo, cuando todos descansan

Las fatigas del día, cuando el sol  del crepúsculo

Proyecta las sombras… y palpo tu ausencia

Cada vez que respiro… y siento que me ahoga

El ocio de mi cuerpo…

Pero te sigo esperando…

Con el murmullo del rio al saltar la cascada,

En el espejo  del lago reflejando la luna,

en lo profundo del bosque a la luz del ocaso,

Y a  la luz de la aurora y el trinar de los pájaros

Y en mi viaje perenne  con incierto destino.

¡Te sigo esperando! ¡Ese es mi destino!



Carlos Herrera Rozo.







Introito.

Dios,
 ¿Cómo en tu lengua inmortal

No explicas al hombre rudo

Este fatídico nudo

Entre un dios y un animal?
                    Rafael Pombo


LIBERTAD

En cualquier lugar del mundo

Tiene que haber una luz

Que disipe las tinieblas del futuro.

Una esperanza que no  naufrague

En la desesperación y el desencanto.

Una fe que no se pierda

En las cavernas del olvido

O en inexistentes paraísos y nirvanas.

Nos asimos  con fervor

A la ilusión de revivir el niño inocente que fuimos

Y separarnos asqueados

De la pútrida afección de la cultura que vivimos,

De su individualismo contumaz,

De su enojosa compra y venta de conciencias,

De su libertinaje engañoso,

De su inteligencia ilusoria,

De su hipócrita postura de  buena fe y buenas intenciones,

De su afán de lucro y relumbrón social,

De su ansia insaciable de consumo

De Créditos, hipotecas y futuros financieros.

Señalaremos con el dedo de la ignominia

A los pregoneros de dadivas y milagrerías,

A los medios de comunicación que gritan ¡libertad!

En su cobarde impostura,

A los que luchan contra la pobreza

Maltratando, zahiriendo y matando a los pobres,

A los que cuidan de la paz

Inaugurando guerras sangrientas,

A los que garantizan el pan

Haciendo arder los trigales

O lanzando la leche al rio,

A los que respetan la vida

Instruyendo matones,

A los que vigilan la libertad

Asesinando a los libertinos,

A los que ofrecen trabajo

Esclavizando a sus fieles,

A los que explotan  mujeres y sacrifican los niños,

A los  que exigen sensatez

Para  engañar los incautos.

Libertad,

¿Somos libres? ¿Para qué?

¡Libres para codiciar 

Y corazón para arder!

Libertad,

¿Cuántas tropelías se cometen en tu nombre?

¿Qué podemos decirles

A quienes padecen miseria?

¿Qué a la angustia y al hambre?

¿Qué a los niños de voluminosos vientres

De torcidas sonrisas de dolor y de espanto?

¿Qué a sus madres de desorbitados ojos,

De senos desgarrados, al ver morir sus retoños?

Libertad,

¿Que podemos decirles a los mendigos del templo?

¿Qué a los leprosos?

¿Qué a los purulentos?

¿Qué a los sidáticos?

¿Qué a los seres sin esperanzas?

¿Qué a los bastardos

Que sedientos de poder

Desprecian a los que sufren?

¿Qué a los oficiantes del templo

Que convierten el amor

Y la generosidad de los feligreses en óbolos?

¿Qué a los codiciosos?

¿Qué a los avaros?

¿Qué a los dementes y a los impúdicos?

¿Qué a los salteadores del erario público?

¿Qué a los sacerdotes de la democracia

Que secuestran las libertades

En beneficio de unos pocos?

¿Qué puede decirse, libertad, del caos?

Libertad,

Aun nos queda la razón,

 A pesar de los pesares,

Y Hemos aprendido en la lid

De la sin razón vigente

Que eres una gota de  sangre

Arrancada a la esperanza

Y que lucharemos por ti

Allí donde  cualquier injusticia se cometa,

Contra cualquiera,

En cualquier lugar del mundo…

Y aunque volvamos a caer,

Soñaremos otra vida,

Otro mundo,

Otro futuro,

Donde podamos morir bajo tu egida.



Carlos Herrera ozo.



















TE RECORRO


Te recorro como recorre el viento la sabana

Y retiro suavemente las prendas de seda que te cubren

Para lamer con avidez  tu piel

Cubierta de líquenes y musgos

Y gemir entre las zarzas que me hieren

La dentellada  de mi pasión ferviente…


Muerdo tu Carne salada y fuerte,
donde crece la simiente.
Y Hundo mi cabeza entre tus senos,
y dejo que mis manos recorran tu geografía de ensueño  
y  sueño  en tu ternura,
al dun dun  de tu corazón al lento ritmo de tu aliento.
Me quedo allí oyendo sus latidos
enredando mis dedos
entre la  zarza ardiente,

Bosque soñado de líquenes y musgos,
selva negra bajo mi piel desnuda…


Y recorro, poseído de ti, la aureola de tu ombligo

Centro de perversiones  y deseos
allí donde  empieza el hormigueo,
donde mi boca, insaciable ira mordiendo tu inocencia
hasta llegar  al sitio donde se abrevan mis anhelos,
a ese lugar secreto
donde tu y yo naufragamos delirantes.


Bajare luego por tus piernas
de basalto fino,
lianas con las que  nos enredamos en las noches frías
y volveré a empezar desde tus pies desnudos
con uñas besos y mordiscos a escalar tu geografía

A deambular por tu cuerpo

Sin encontrar fronteras
pasando las yemas de mis dedos

Sobre tu piel de seda

Buscaré tu boca
hasta apretarla  con la mía,
y llenarla de ambrosia
sentir tu aliento  y entrar en ti
como entra con  fuerza  la marea
 e invade las playas y  revienta en los acantilados

Y con su ir  y venir de mar furioso
quedar tendidos y sudorosos en la espuma de la playa
sobre la  blanca almohada de tus senos…





Carlos herrera rozo.

El Camino



Nací al camino con la luz del alba,

El sendero cubierto de mustias hojas secas,

Es fuego en la sangre que corre, canta y gime,

Agua transformada y pura,

Oro y luz  que un viento cruel apaga…

El camino se abrió con esperanzas

A pesar de la hojarasca

Y sus colores variopintos idos…

Era La luz, la mar, la rosa, las montañas,

La inocencia ingenua de los niños,

La fe del creyente ante la providencia,

La tierna felicidad de los amantes,

La sabiduría de los ancianos,

Sin comprender que en un momento,

Del futuro ignoto,

Una brisa  nos rosa,

Y se va de prisa,

Llevándose en su seno nuestro aliento.

Los años pasan,

El camino es cada  vez  más rudo,

Abrojos, espinos y guijarros

Consiguen detener el paso:

Terrible sino aquel

El de ser hombres,

El de ser luz y despejar las brumas,

Sacar las malezas del camino

Y sentirnos dueños del destino…

Pero sentimos frio y miedo y desazón suprema

Ante una tenue brisa que nos  besa

Que apaga la luz y nos deja entre tinieblas…

Cada vez caminamos más despacio,

Cada vez más despacio nos movemos,

Estirando los días, los meses y los años…

¡Vana espera! ¡Tengo frio!

Sigo sin pausa, sin tregua mi camino.

Un paso más y caemos al vacio,

Al mundo de la nada y el olvido.

¡Que tarde comprendemos,

A pesar de lo largo y tortuoso del sendero,

Que más allá de la muerte no habrá nada,

Que lo que  no hagamos aquí  ya no lo haremos!





Carlos Herrera Rozo.




domingo, 5 de febrero de 2012


La Tarde




Esta tarde de invierno blanco y frío

Bajo los algarrobos que dan sombra a la casa

Veo pasar el sol perdido entre las brumas

Incapaz de abrirse paso

Y penetrar con un rayo de luz

El bruñido cristal de las ventanas.

Miro detrás de los cristales,

El frio me traspasa,

Y allá en el horizonte

Un cielo rojo y gualda

Tiñe  color purpura el poblado.

¡Qué triste esta la tarde!

Se apaga lentamente

Y solo se oye

 El ulular del viento

 Entre el ramaje.

El temporal arrecia,

Bajan de las montañas

Heladas rachas de viento,

Cuchillos acerados,

Lenguas de agua glaciales

Que cubren los cerros silenciosos

De blanca nieve

Y  adelantan  la noche con sus  sombras.

Y yo, como un  arúspice,

Lleno mi soledad de sueños

En esta noche invernal

De truenos y centellas

Que solo desafían las chimeneas.

Me siento en el sofá,

La lumbre del fuego me calienta,

Y leo entre penumbras

El poema de  Rafael Pombo,

Hora de tinieblas,

Ese alegato entre el hombre y su creador,

La hora compungida y triste

 En que  tarde comprendemos

La soledad del alma  y sus abismos;

La hora en que la vida

Corre el peligro de quebrarse;

La hora en que ni Dios

Es capaz de consolarnos…

Pero la luz de la razón discurre

Inventando algún saliente

Del cual asirnos,

Salvarnos de la nada,

Rescatarnos de las ruinas,

Esperar la luz del alba

Y aguardar que nuevas lumbres

Nos rescaten de este báratro insondable...



Carlos Herrera Rozo.

.


viernes, 27 de enero de 2012


Mi  espejo




Me miro en el cristal,

Sobre el azogue,

Ventana que refleja mi mirada

De soledad, extravíos e impotencia

Naufragando en la noche

Sin testigos…

Esperando a que la copa cóncava

Del  el reloj de arena de la vuelta

Y me devuelva en un reflejo

La memoria perdida en sus fantásticos cristales

En su  inhabitable  espacio de destellos

Donde todo es posible y nada ha sido

Y vamos dejando gota a gota

Sobre el frio cristal

Que nos devuelve la mirada

La impronta de otras vidas.

Hay días en que vuelvo

A mirarme en el espejo,

Cuando regreso de acariciar un cuerpo,

Tibia orilla de besos y deseos

Que tiemblan bajo  otro espejo

Que repite mi rostro

Enmascarado…  ! Fantasma fugaz sobre el azogue ¡

En un juego de espejos infinito,

Un espacio infinito de reflejos,

Que de tanto repetirse en los espejos

Se ha quedado mi piel

Sobre otras pieles…

Naufrago de otras aguas

Y otras vidas…



Carlos Herrera Rozo