Introito.
Dios,
¿Cómo en tu lengua inmortal
No explicas al hombre rudo
Este fatídico nudo
Entre un dios y un animal?
Rafael Pombo
LIBERTAD
En cualquier lugar del mundo
Tiene que haber una luz
Que disipe las tinieblas del futuro.
Una esperanza que no naufrague
En la desesperación y el desencanto.
Una fe que no se pierda
En las cavernas del olvido
O en inexistentes paraísos y nirvanas.
Nos asimos con fervor
A la ilusión de revivir el niño inocente que fuimos
Y separarnos asqueados
De la pútrida afección de la cultura que vivimos,
De su individualismo contumaz,
De su enojosa compra y venta de conciencias,
De su libertinaje engañoso,
De su inteligencia ilusoria,
De su hipócrita postura de
buena fe y buenas intenciones,
De su afán de lucro y relumbrón social,
De su ansia insaciable de consumo
De Créditos, hipotecas y futuros financieros.
Señalaremos con el dedo de la ignominia
A los pregoneros de dadivas y milagrerías,
A los medios de comunicación que gritan ¡libertad!
En su cobarde impostura,
A los que luchan contra la pobreza
Maltratando, zahiriendo y matando a los pobres,
A los que cuidan de la paz
Inaugurando guerras sangrientas,
A los que garantizan el pan
Haciendo arder los trigales
O lanzando la leche al rio,
A los que respetan la vida
Instruyendo matones,
A los que vigilan la libertad
Asesinando a los libertinos,
A los que ofrecen trabajo
Esclavizando a sus fieles,
A los que explotan mujeres y
sacrifican los niños,
A los que exigen sensatez
Para engañar los incautos.
Libertad,
¿Somos libres? ¿Para qué?
¡Libres para codiciar
Y corazón para arder!
Libertad,
¿Cuántas tropelías se cometen en tu nombre?
¿Qué podemos decirles
A quienes padecen miseria?
¿Qué a la angustia y al hambre?
¿Qué a los niños de voluminosos vientres
De torcidas sonrisas de dolor y de espanto?
¿Qué a sus madres de desorbitados ojos,
De senos desgarrados, al ver morir sus retoños?
Libertad,
¿Que podemos decirles a los mendigos del templo?
¿Qué a los leprosos?
¿Qué a los purulentos?
¿Qué a los sidáticos?
¿Qué a los seres sin esperanzas?
¿Qué a los bastardos
Que sedientos de poder
Desprecian a los que sufren?
¿Qué a los oficiantes del templo
Que convierten el amor
Y la generosidad de los feligreses en óbolos?
¿Qué a los codiciosos?
¿Qué a los avaros?
¿Qué a los dementes y a los impúdicos?
¿Qué a los salteadores del erario público?
¿Qué a los sacerdotes de la democracia
Que secuestran las libertades
En beneficio de unos pocos?
¿Qué puede decirse, libertad, del caos?
Libertad,
Aun nos queda la razón,
A pesar de los pesares,
Y Hemos aprendido en la lid
De la sin razón vigente
Que eres una gota de sangre
Arrancada a la esperanza
Y que lucharemos por ti
Allí donde cualquier injusticia
se cometa,
Contra cualquiera,
En cualquier lugar del mundo…
Y aunque volvamos a caer,
Soñaremos otra vida,
Otro mundo,
Otro futuro,
Donde podamos morir bajo tu egida.
Carlos Herrera ozo.