martes, 24 de abril de 2012




Introito.

Dios,
 ¿Cómo en tu lengua inmortal

No explicas al hombre rudo

Este fatídico nudo

Entre un dios y un animal?
                    Rafael Pombo


LIBERTAD

En cualquier lugar del mundo

Tiene que haber una luz

Que disipe las tinieblas del futuro.

Una esperanza que no  naufrague

En la desesperación y el desencanto.

Una fe que no se pierda

En las cavernas del olvido

O en inexistentes paraísos y nirvanas.

Nos asimos  con fervor

A la ilusión de revivir el niño inocente que fuimos

Y separarnos asqueados

De la pútrida afección de la cultura que vivimos,

De su individualismo contumaz,

De su enojosa compra y venta de conciencias,

De su libertinaje engañoso,

De su inteligencia ilusoria,

De su hipócrita postura de  buena fe y buenas intenciones,

De su afán de lucro y relumbrón social,

De su ansia insaciable de consumo

De Créditos, hipotecas y futuros financieros.

Señalaremos con el dedo de la ignominia

A los pregoneros de dadivas y milagrerías,

A los medios de comunicación que gritan ¡libertad!

En su cobarde impostura,

A los que luchan contra la pobreza

Maltratando, zahiriendo y matando a los pobres,

A los que cuidan de la paz

Inaugurando guerras sangrientas,

A los que garantizan el pan

Haciendo arder los trigales

O lanzando la leche al rio,

A los que respetan la vida

Instruyendo matones,

A los que vigilan la libertad

Asesinando a los libertinos,

A los que ofrecen trabajo

Esclavizando a sus fieles,

A los que explotan  mujeres y sacrifican los niños,

A los  que exigen sensatez

Para  engañar los incautos.

Libertad,

¿Somos libres? ¿Para qué?

¡Libres para codiciar 

Y corazón para arder!

Libertad,

¿Cuántas tropelías se cometen en tu nombre?

¿Qué podemos decirles

A quienes padecen miseria?

¿Qué a la angustia y al hambre?

¿Qué a los niños de voluminosos vientres

De torcidas sonrisas de dolor y de espanto?

¿Qué a sus madres de desorbitados ojos,

De senos desgarrados, al ver morir sus retoños?

Libertad,

¿Que podemos decirles a los mendigos del templo?

¿Qué a los leprosos?

¿Qué a los purulentos?

¿Qué a los sidáticos?

¿Qué a los seres sin esperanzas?

¿Qué a los bastardos

Que sedientos de poder

Desprecian a los que sufren?

¿Qué a los oficiantes del templo

Que convierten el amor

Y la generosidad de los feligreses en óbolos?

¿Qué a los codiciosos?

¿Qué a los avaros?

¿Qué a los dementes y a los impúdicos?

¿Qué a los salteadores del erario público?

¿Qué a los sacerdotes de la democracia

Que secuestran las libertades

En beneficio de unos pocos?

¿Qué puede decirse, libertad, del caos?

Libertad,

Aun nos queda la razón,

 A pesar de los pesares,

Y Hemos aprendido en la lid

De la sin razón vigente

Que eres una gota de  sangre

Arrancada a la esperanza

Y que lucharemos por ti

Allí donde  cualquier injusticia se cometa,

Contra cualquiera,

En cualquier lugar del mundo…

Y aunque volvamos a caer,

Soñaremos otra vida,

Otro mundo,

Otro futuro,

Donde podamos morir bajo tu egida.



Carlos Herrera ozo.














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