CHAGUANÍ
Recuerdos de la infancia,
Volver a ella, a su seno tibio,
Al humus sagrado de su aliento
Que huele a azahares, a naranjos y a café,
Al lirio blanco del alba.
Ante ti siempre seré un niño,
Y tú, mi asilo, donde atajar las penas,
Al paso tardo del tiempo,
En los bancos de la plaza
Bajo los arrayanes, cambulos y gualandayes.
Y me enseñaras tu luz, tu cielo abierto
Y el alegre trino de los pájaros.
Y aunque mi cabeza de nieves va vestida
Y el tiempo, el olvido y la distancia
Nos marquen para siempre,
Me tomaras, como entonces, en tus brazos
Y revivirás, en mí, las alegrías.
Volverán mis recuerdos a la casa del abuelo,
A su bucólico entorno,
Bajo la inmensa Ceiba
Donde anidaban las águilas,
O esperando el mohan salir de la fuente cristalina,
O al ogro feroz abriendo la puerta en la alacena,
O al abuelo, fantasma, entre un armario…
Tu tierra fértil nos invita a vivir tranquilamente,
A comer con manos limpias los frutos que nos brinda,
A compartir, en paz, el pan de cada día,
A tener esperanza en el mañana
Y a dirimir las querellas anodinas con un estrecho abrazo…
En el pueblo, en cada esquina, encontrare mi infancia
Grabada en los muros y en las calles,
Repetida en su cielo iluminado
Y en la luna que riela en lasa acequias.
Correrá mi niñez sus calles empinadas,
La plaza de gente enamorada de la vida,
Y a la noche caeré rendido….
El reloj en lo alto de la torre de la iglesia
Marcara, como siempre, el tic tac frió
Del compás del tiempo,
Se abre la flor en un instante y mustia y marchita en otro muere.
¡Todo se va sin pausa por el inmenso tragaluz del tiempo!
Chaguaní, sobre mi almohada, soñare contigo.
Soñare que me duermo en el tibio regazo de una madre
Con olor a madre selvas, jazmines y azahares.
Soñare en tus acequias, en tus ríos
Y en tus gentes buenas y piadosas
Que moran estos lares
En esta tierra de sol, amor y bienaventuranzas..
No hay comentarios:
Publicar un comentario