sábado, 9 de diciembre de 2006

Una na na de amor
se oye a la luz de la aurora,
la lleva el viento,
la arrullan trova y danza.

Se abre la rosa
y perfuma el aire,
la rosa roja que en tu pecho arde.
¡será tu corazón arpegio al viento!

Llevaras eternamente en tu pecho
rosas rojas
y en primavera estará siempre tu vida
aún que cubiertas de nieve estén las cimas.

Llevaras en ti el rumor del viento
y el misterio del agua,
el humus bendito de la tierra
y la fuerza feraz de selvas vírgenes.
Esa será la herencia de tu Padre
y de tu Madre,
la luz de la aurora que señala un nuevo día.

Nada será mayor que tu,
niña de mi alma;
Arde en tu pecho el corazón del mundo
y eres arpegio en la garganta de la vida...

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