domingo, 17 de diciembre de 2006

A MI PADRE

Tu cabeza de nieves va vestida,
Tu rictus serio,
Tu mirada altiva
acogedora y transparente
es el rastro de luz
que guia nuestras vidas.
Perdiste a nuestra Madre
en fría madrugada
cuando el lirio del alba
alumbraba un nuevo día
de luz, de paz y de esperanza.
En horas de tinieblas, de tristeza y duelo,
viste angustiado encapotarse el cielo
con negros nubarrones.
Apuraste la copa del acíbar
y con tiernas manos
y voluntad constante
hiciste florecer tus frutos,
frutos que hoy se valen solos
y te dan las gracias.
Tu casa por tempestades sacudida,
en tu pesada marcha,
por este mundo cruel e injusto,
mantuvo el norte
por tu mano firme,
por tu postura fuerte,
por tu fe sin lastres
y tu alma justa.
Lo has dado todo
alegre,desprendido y generoso,
sin mezquindades,
porque la vida para Ti
es solo un canto
a la divina providencia
de la que tanto nos hablaste en nuestra infancia.
Has estado firme a nuestro lado,
en horas de dolor y angustia,
cuando todo parecía truncado.
¡Que fuerza,que ternura y rectitud
aunabas y con tu sangre ardiente
y voluntad de hierro,
poco a poco nos forjaste el alma!
"Sed libres- nos has dicho-
¡Fijad el norte!"
"¡Haced el bien aun que sea duro el sacrificio,
la razón no se cede
cuando en ella la verdad anida"!
Un rumor de ola crece
cuando de Ti se habla.
Tu nombre crece como crecen las olas
azotadas por el viento y la tormenta.
Los años pasan por tu cabeza blanca
y mudan, aun tiempo, tu semblante.
Y aun que arrecie el temporal del tiempo,
te mantienes igual,el alma pura,
el pulso firme y el espíritu recio.
Ha sido largo tu camino de abrojos
y lo hiciste florecer con lágrimas,
con nostalgias, fe y esperanza,
suave sendero que lego a sus hijos
venciendo las quimeras
haciendo frente al presente
con actitud recta y valiente,
con nobleza de alma
y el cumplimiento del deber de escudo.
Hoy cargado con los años
llevas en la memoria
la experiencia del camino de la vida.
Tu tranquila mirada
es el fiel reflejo de tu conciencia honrada.
Tu sonrisa apenas presentida
la infinita alegría
de ver crecer a tus nietos y bisnietos
y guiar con tiernas manos
sus primeros pasos
y con sabios consejos
sus afanes infantiles.
La luz del poniente no te asusta.
El sol en malva y rosa en el horizonte muere
y Tu irradias el calor, la luz, la fuerza que al sol le falta
rodeando con amor a tu familia.
¡Gracias, Padre, por tus luchas sin tregua y sin cansancio!
¡Gracias por llevarnos a salvo, hacia la playa,
donde las olas se abaten tranquilas y en silencio...!
Padre, al venerar con estas letras tu cariño
siento que el amor que nos diste de niños
es la expresión radiante
que honrara eternamente tu memoria.
El culto agradecido al código de honor que nos legaste
dejándolo grabado en nuestras almas.
¡La pagina feliz de nuestra historia!

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