martes, 12 de diciembre de 2006

AL VIENTO RECLAMO

Subo a la montaña
cubierta de pinos
a oír los susurros
del viento,
a oír su misterio,
su mágico encanto,
entre los ramajes
erguidos al cielo,
entre los zarzales,
sobre las praderas
y en los laberintos
de todas las ciudades.

El viento recoge
con suave lamento
las risas del niño que juega
su futuro incierto,
los llantos
por las madres muertas
y el mudo lamento del hombre,
que libre, gime como esclavo,
la dura coyunda
de la letra muerta.

El viento recoge
con suaves aromas
los tiernos abrazos,
los besos, los mimos,
las dulces promesas
-sin ningún testigo-
de cualquier amante.

El viento recoge
la palabra incierta,
la palabra vaga,
el discurso serio
y la oración serena;
todos los secretos,
todas las consejas,
las conspiraciones
y el llanto del niño
que reclama a gritos
su diario sustento.

Al viento reclamo...
¿Cual es su misterio?
¿A donde se lleva
todo lo que sabe?
¿Qué lugar arcano
recoge en su seno
lentas agonías,
misterios gemidos,
risas y alegrías
de siglos y siglos
que en la tierra han sido?

Y el viento responde
con suaves susurros
entre los ramajes
del pinar del monte,
entre los zarzales,
sobre las llanuras
y en los laberintos
de todas las ciudades...

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